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2021-09-06 | Colaboraciones Técnicas

Política Monetaria y Política Fiscal (la búsqueda del equilibrio)


Dr. C.P. Alberto R. Cabarcos


La creación y el significado de lo monetario llevas siglos de existencia, y a su alrededor se han tejido cientos y cientos de teorías, de conjeturas y de ejercicios intelectuales de todo signo.


Frente a las que hemos tenido la necesidad, la curiosidad académica o la obligación de leer, nos ha aparecido siempre la compulsión de hallar una forma de definir la especie, no solo desde lo estrictamente profesional, sino desde un ángulo más integral y más contundente. Tal vez por eso nos haya seducido la afirmación casi ontológica de FOURASTIE (1) cuando dice que "en realidad los ingresos (se refiere al dinero) son cupones de racionamiento.


Por supuesto que el todo que involucra lo monetario es mucho más que esto, y que su manejo político y/o socio-económico es absolutamente más complejo que esta suerte de reduccionismo semántico, aunque como tal no podemos que dejar traslucir nuestra coincidencia con la figura acuñada por el brillante pensador francés.


No nos cabe duda que este racionamiento es uno de los ejes sobre el que gira la existencia humana sin distinciones de tiempo y lugar. Eje que dada su naturaleza implica lo cuantitativo junto a una serie de conexiones no solo de esa índole sino también de otras cuestiones trascendentes.


La llamada "ecuación de cambio', M.V: P. T (donde M es la oferta monetaria, V la velocidad de circulación del dinero, P el nivel de precios y T la cantidad de transacciones en determinado lapso) que intenta expresar una condición de equilibrio, y que al considerar V y T constantes supone que P varía con M, no cierra definitivamente ni creemos que cerrará la controversia con la Teoría General de Keynes ni con las nuevas propuestas que desde uno y otro lado se seguirán poniendo de manifiesto.


Como todo sistema homeostático, lo referido a la socio-económico no puede por definición alcanzar equilibrios perennes, tendiendo desde si mismos a generar sus propios desequilibrios, cuya solución solo hará recomenzar el ciclo. Creer haber hallado enunciados últimos solo genera inconsistencias que destruyen tales enunciados.


Esto no implica no insistir en la búsqueda ni tampoco invalidarla.


El problema consiste en que todo el andamiaje de lo fáctico no gira en el vacío ni se maneja en principio con abstracciones sino con situaciones cambiantes y de reducida previsibilidad que no permiten ni la exactitud ni la estandarización a ultranza.


Sin desaparecer del todo, las realidades fluctúan y la diversidad hace al género. La elaboración de las teorías en terreno fáctico está dirigida a un objeto heterogéneo que por añadidura no siempre asume un comportamiento racional. Salvo algunas constantes fundacionales (y a veces ni siquiera eso) no todo tiene el mismo valor en todas partes.


Tiempo y lugar se mueven hoy con un vértigo que no conoce antecedentes y que es a la vez creciente e irreversible. La diferencia histórica es que hoy el futuro está inserto en el presente.


En nuestro caso los vales de racionamiento se han sofisticado, y las cuantías de M y de V no solo se retroalimentan, sino que se inciden recíprocamente a través de los incrementos de T. Lo Económico se traslada al campo de la Psicología Social, sin descartar lo subliminal esgrimido por las novedosas Teorías de Marketing.


Ejercer un control sobre el stock monetario en estas circunstancias para obtener ciertos resultados globales es tarea harto difícil. No obstante, esto no disminuye la importancia de la Política Monetaria ni la eficiencia de todas las herramientas de que dispone o de las que pudiera disponer en el futuro.

La necesidad hace a la creatividad, y es muy probable que a partir de las cuatro grandes vías que tradicionalmente le son propias (emisión o absorción de la moneda, variaciones de los encajes del Sistema Bancario, cambios en la tasa de redescuento y operaciones de Mercado Abierto), aparezcan, como lo están haciendo, nuevas formas de intervención.


Cabría incluso en este inventario, agregar lo que alguna literatura especializada llama la "persuasión moral", al servicio de la cual los niveles de comunicación intrasistema son definitorios.


Quizás hoy ya no se pueda decir, como afirmaba Hawtrey (2), que "todos los cambios en el nivel de la actividad económica no son sino reflejos de cambios en los flujos monetarios", o que "la causa última de las fluctuaciones económicas yace en el Sistema Monetario", pero si aceptar (aunque con algunas reservas) que lo monetario sirve para transmitirlas, Al respecto cabe citar lo que opinaba KEYNES (3) en su obra mayor, expresando que 'el dinero entra en el Sistema Económico de una manera esencial y especial", Lo esencial es evidente aunque esa esencialidad se ha extendido a otras formas que en el "mientras tanto" se convierten en representaciones válidas del dinero, ejerciendo presiones sobre otras variables y trasladando temporalidades y efectos. En cuanto a lo especial es, por definición, real, aunque esa realidad se haya multiplicado y a la vez dispersado en planos de diversidades virtuales y crecientes, Las complejidades citadas han ampliado el radio de acción de las Políticas Monetarias, que ya no solo deben centrarse en el "quantum" de las vías citadas (de por sí elementales y fuera de todo cuestionamiento lógico) sino también en el control de todas las derivaciones y productos monetarios que el avance tecnológico (o informático, para ser más precisos) hace viable.


Por otra parte, no debemos olvidar que en países como el nuestro, cuya moneda no es de "cuenta internacional" y cuyo derecho de señoreaje no excede el límite de sus fronteras (y en ciertos sentidos el de países limítrofes) la disposición de reservas de oro y divisas se torna crucial no solo para el respaldo de su propia moneda sino para el funcionamiento integral de la Nación.


Más que un complemento de la Política Fiscal, la Política Monetaria debiera ser la que aporte equilibrio a las decisiones de aquella (que desde ya también debieran funcionar respetando su propio equilibrio), manteniendo su independencia, pero esgrimiendo siempre conductas armónicas, Una y otra deben somatizarse, cada cual, en su gestión, sin que una prevalezca sobre la otra, siendo una fuerte donde la otra es más débil y viceversa.


Se dice generalmente que la Política Monetaria tiene efectos más retardados, que la asocian más al mediano o largo plazo que al síndrome de la inmediatez. Nos parece que no siempre es así.


Ambas pueden tomar medidas cuyos efectos conjuguen distintos tiempos, y ambas pueden ubicarse en el mismo horizonte.


Le cabe a la Política Monetaria desde lo fundacional resguardar el valor de la moneda, y a la Política Fiscal administrar, con absoluta transparencia y equidad, el cómo obtiene sus ingresos y el cómo los dispone.


Ambos Sistemas, por su obligación existencial, necesitan interactuar entre sr, sin sobrepasarse ni desestabilizarse mutuamente, ya que de hacerlo estarían obrando en perjuicio propio, y por ende del conjunto.


Son en definitiva un "Sistema de Sistemas", de cuyo funcionamiento en equilibrio depende el "todo' que manejan y del cual son responsables.


Para encerrar en una frase la naturaleza de la conexión entre ambas Políticas, diríamos que ninguna de las dos mandas, sino que simplemente obedecen las dos.


Esto como condición indispensable para que los 'vales de racionamiento' de los que hablábamos al principio, mejoren en alguna medida el calificativo del viejo profesor francés.


Bibliografía


(1) FOURASTIE Jean, ¿Por qué trabajamos ?, Eudeba, BS.As.,1981.


(2) HAWTREY R, G., Good and Bad Trade, citado por LEE Maurice W. en Fluctuaciones Económicas, Eudeba, BS.As., 1967.


(3) KEYNES J, M., Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero. Edic, RBA, Barcelona, 2004.

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